Realmente me dieron ganas de hacerlo, abrirme el muslo con una navaja e introducir debajo de la piel y músculos un trozo de metal y ver que sucede, demonios, nunca pensé ver algo tan o más demencial e insano que Nekromantik en el cinema underground y es que Tetsuo de Shinya Tsukamoto es un verdadero asalto a los sentidos y causa tal remezón al cerebro como pocas películas pueden lograrlo.
Si pues, Testuo fue toda una bizarra experiencia surrealista que me mantuvo prácticamente pegado anoche de cara al televisor (como Alex en la Naranja Mecanica solo que yo no estaba obligado y si no podía parpadear era por miedo a perderme algún detalle de la película) desde el hipnotizante inicio hasta el final con el texto “Game Over” y la imagen que se desconecta como si el televisor hubiera sido desenchufado, Shinya Tsukamoto es un genio para haber concebido semejante delirio y no me cabe la menor duda de que debe haber sido fuente de inspiración para posteriores locuras en el cinema underground japonés (me viene a la cabeza el nombre de Takashi Miike).
Así pues, Shinya Tsukamoto nos entrega una onírica fantasía techno-fetichista con notorias influencias de David Lynch Y David Cronenberg, mezcladas con influencias del manga y el anime japonés, donde conjuga innumerables temas como la industrialización y el embrutecimiento del hombre, las mutaciones, la evolución, la relación hombre/máquina, el miedo al futuro y los descubrimientos genéticos, etc, donde la película se va volviendo cada vez más compleja y rica en imágenes de tal manera que llegado un momento es prácticamente imposible poder captar todo a pesar de que unos se esfuerce en no pestañear y perderse un valioso segundo de metraje, imágenes que son presentadas en un acertado blanco y negro que no hace si no reforzar el impacto visual de las mismas.
La historia en si es toda una contradicción pues es simple en diálogos, argumento y personajes, pero rica en imágenes e interpretaciones, la película empieza con un tipo, al que denominare “El Fetichista”, que al parecer es un obrero industrial (bien podría ser de esos que trabajan dos o tres turnos en las fábricas de Japón, donde la mano de obra es cara pero el trabajo a ese ritmo se vuelve alienante y embrutecedor) que vive en una covacha rodeado de cables, tubos, pernos y circuitos, al parecer en una especie de fetichismo que lo ha llevado a sentirse a gusto también en su escaso tiempo libre con este ambiente conformado por marañas de cables, calderas y ruido de maquinaria industrial (muy curiosas las fotos de atletas de color pegadas sobre las máquinas, me parecio que eran fotos de Carl Lewis, lo cual entiendo que sería una alusión a la potencia física de estos deportistas que prácticamente son máquinas humanas en las carreras de 100 metros planos), en el colmo de la cual, como mencione al inicio, busca su definitiva integración con este entorno abriéndose el muslo con una navaja e introduciéndose un pedazo de metal y esperando días sucesivos a ver el resultado y evolución de su extraño experimento.
Como es de esperar, el tejido humano empieza a gangrenarse y pudrirse llenándose de gusanos, por lo que un día El Fetichista al verificar el horrendo estado de su pierna, sale corriendo asustado a la calle en completo descontrol y frenesí, siendo atropellado por una pareja de esposos que pensando que está muerto llevan a arrojar el cuerpo a un descampado, sin embargo curiosamente la mujer se excita y hace el amor con su marido de pie recostados en un árbol, ante la extraña presencia del supuesto cadáver.
A partir de este punto la historia se centra en la pareja de esposos, donde el marido es una especie de oficinista, un tipo común y silvestre, de esos que siempre está corriendo nervioso para llegar a sus trabajo a tiempo tomando el metro de Tokyo, el cual empieza a desarrollar una especie de paranoia que lo relaciona con El Fetichista (pareciera venganza de este, pues mientras el Fetichista disfruta de su transformación, El Oficinista contempla horrorizado la suya), es así que un día al afeitarse nota un ligera protuberancia metálica en su rostro, como una pequeña punta de metal que sobresale hacia afuera desde dentro de su piel; otro día mientras esta en el andén esperando el metro para llegar a su trabajo es acosado y perseguido frenéticamente hasta su casa por una extraña mujer que tiene una especie de brazo metálico, con la cual lucha hasta derrotarla; otro día tiene una extraña pesadilla en la que su mujer se convierte en una criatura similar a los Eroto-Mecanoides de H. R. Giger combinada con las bizarras criaturas del Hentai japonés, la cual es una abominación que tiene en su entrepierna una especie de látigo metálico terminado en un enorme ojo robótico con el cual somete y sodomiza a El Oficinista; y finalmente la transformación definitiva que empieza curiosamente con sus genitales donde su miembro se transforma en un enorme y grotesco taladro capaz de transformar en astillas la madera o perforar completamente el cuerpo humano.
Es asi que la mujer contempla inicialmente entre horrorizada y excitada la tranformación de su esposo, pero luego marido y mujer se enfrentan en una sangrienta pelea en la que el cuerpo de El Oficinista se va cubriendo cada vez más de partes metálicas hasta el punto de que difícilmente podemos apreciar externamente cualquier presencia de tejido humano pues todo su cuerpo es un conglomerado o amasijo de cables, tubos y circuitos, resultando finalmente vencedor El Oficinista quien perfora a su mujer con el taladro en un demencial coito mortal.
Luego de esto, el Oficinista tiene que enfrentarse con El fetichista que lo busca para vengarse de lo que le hizo la pareja al inicio, con lo que queda claro que su transformación es fruto de las maquinaciones de El Fetichista; es en una de estas escenas en la que El Fetichista le muestra imágenes de “Su Mundo”, en una alucinante secuencia donde vemos una realidad alternativa donde lo metálico prima sobre lo orgánico.
De acá en adelante la acción se torna más descabellada aún (ustedes pensarán, es esto posible?) y las imágenes se vuelven hiper-kineticas, pues El Oficinista huye por las calles extrañamente vacías de Tokyo siendo perseguido a hiper-velocidad por El Fetichista (en logrados efectos especiales usando stop-motion), ambos impulsados por una especie de cohetes en sus pies, finalmente ambos se enfrentan en una fábrica abandonada donde El Fetichista extrae de su brazo una especie de cañon de lanzallamas ocasionando que su presa en un desesperado intento por protegerse se fusione con la parte metálica del local, resultando en un increíble combate final en el que ambos se enfrascan en una pelea cuerpo a cuerpo, donde El Oficinista absorbe el cuerpo de El Fetichista de tal manera que ya no se puede distinguir quien es quien.
Finalmente el resultado del combate desemboca en que ambos quedan fusionados en una enorme, única y abominable criatura mecánica donde se nota predominio de El Fetichista y sumisión de El Oficinista (En un extraño monólogo El Fetichista habla de el “Nuevo Amor” que los une a ambos), donde la criatura con ametralladora en mano a ultra-velocidad se lanza a la conquista y/o destrucción del mundo.
Definitivamente una original película que recomiendo a todos los amantes del cine no convencional, experiencia única de un impacto tremendo paras los sentidos, que la noche que la vi dejo mis retinas plasmadas de alucinantes imágenes, saturados mis oídos con ecos de su increíble soundtrack de golpeteos metálicos, mi mente llena de innumerables preguntas e interrogantes (Por ejemplo quien diablos era Tetsuo?) y mi cerebro tan adrenalínico que difícilmente pude conciliar el sueño esa noche.
Si pues, Testuo fue toda una bizarra experiencia surrealista que me mantuvo prácticamente pegado anoche de cara al televisor (como Alex en la Naranja Mecanica solo que yo no estaba obligado y si no podía parpadear era por miedo a perderme algún detalle de la película) desde el hipnotizante inicio hasta el final con el texto “Game Over” y la imagen que se desconecta como si el televisor hubiera sido desenchufado, Shinya Tsukamoto es un genio para haber concebido semejante delirio y no me cabe la menor duda de que debe haber sido fuente de inspiración para posteriores locuras en el cinema underground japonés (me viene a la cabeza el nombre de Takashi Miike).
Así pues, Shinya Tsukamoto nos entrega una onírica fantasía techno-fetichista con notorias influencias de David Lynch Y David Cronenberg, mezcladas con influencias del manga y el anime japonés, donde conjuga innumerables temas como la industrialización y el embrutecimiento del hombre, las mutaciones, la evolución, la relación hombre/máquina, el miedo al futuro y los descubrimientos genéticos, etc, donde la película se va volviendo cada vez más compleja y rica en imágenes de tal manera que llegado un momento es prácticamente imposible poder captar todo a pesar de que unos se esfuerce en no pestañear y perderse un valioso segundo de metraje, imágenes que son presentadas en un acertado blanco y negro que no hace si no reforzar el impacto visual de las mismas.
La historia en si es toda una contradicción pues es simple en diálogos, argumento y personajes, pero rica en imágenes e interpretaciones, la película empieza con un tipo, al que denominare “El Fetichista”, que al parecer es un obrero industrial (bien podría ser de esos que trabajan dos o tres turnos en las fábricas de Japón, donde la mano de obra es cara pero el trabajo a ese ritmo se vuelve alienante y embrutecedor) que vive en una covacha rodeado de cables, tubos, pernos y circuitos, al parecer en una especie de fetichismo que lo ha llevado a sentirse a gusto también en su escaso tiempo libre con este ambiente conformado por marañas de cables, calderas y ruido de maquinaria industrial (muy curiosas las fotos de atletas de color pegadas sobre las máquinas, me parecio que eran fotos de Carl Lewis, lo cual entiendo que sería una alusión a la potencia física de estos deportistas que prácticamente son máquinas humanas en las carreras de 100 metros planos), en el colmo de la cual, como mencione al inicio, busca su definitiva integración con este entorno abriéndose el muslo con una navaja e introduciéndose un pedazo de metal y esperando días sucesivos a ver el resultado y evolución de su extraño experimento.
Como es de esperar, el tejido humano empieza a gangrenarse y pudrirse llenándose de gusanos, por lo que un día El Fetichista al verificar el horrendo estado de su pierna, sale corriendo asustado a la calle en completo descontrol y frenesí, siendo atropellado por una pareja de esposos que pensando que está muerto llevan a arrojar el cuerpo a un descampado, sin embargo curiosamente la mujer se excita y hace el amor con su marido de pie recostados en un árbol, ante la extraña presencia del supuesto cadáver.
A partir de este punto la historia se centra en la pareja de esposos, donde el marido es una especie de oficinista, un tipo común y silvestre, de esos que siempre está corriendo nervioso para llegar a sus trabajo a tiempo tomando el metro de Tokyo, el cual empieza a desarrollar una especie de paranoia que lo relaciona con El Fetichista (pareciera venganza de este, pues mientras el Fetichista disfruta de su transformación, El Oficinista contempla horrorizado la suya), es así que un día al afeitarse nota un ligera protuberancia metálica en su rostro, como una pequeña punta de metal que sobresale hacia afuera desde dentro de su piel; otro día mientras esta en el andén esperando el metro para llegar a su trabajo es acosado y perseguido frenéticamente hasta su casa por una extraña mujer que tiene una especie de brazo metálico, con la cual lucha hasta derrotarla; otro día tiene una extraña pesadilla en la que su mujer se convierte en una criatura similar a los Eroto-Mecanoides de H. R. Giger combinada con las bizarras criaturas del Hentai japonés, la cual es una abominación que tiene en su entrepierna una especie de látigo metálico terminado en un enorme ojo robótico con el cual somete y sodomiza a El Oficinista; y finalmente la transformación definitiva que empieza curiosamente con sus genitales donde su miembro se transforma en un enorme y grotesco taladro capaz de transformar en astillas la madera o perforar completamente el cuerpo humano.
Es asi que la mujer contempla inicialmente entre horrorizada y excitada la tranformación de su esposo, pero luego marido y mujer se enfrentan en una sangrienta pelea en la que el cuerpo de El Oficinista se va cubriendo cada vez más de partes metálicas hasta el punto de que difícilmente podemos apreciar externamente cualquier presencia de tejido humano pues todo su cuerpo es un conglomerado o amasijo de cables, tubos y circuitos, resultando finalmente vencedor El Oficinista quien perfora a su mujer con el taladro en un demencial coito mortal.
Luego de esto, el Oficinista tiene que enfrentarse con El fetichista que lo busca para vengarse de lo que le hizo la pareja al inicio, con lo que queda claro que su transformación es fruto de las maquinaciones de El Fetichista; es en una de estas escenas en la que El Fetichista le muestra imágenes de “Su Mundo”, en una alucinante secuencia donde vemos una realidad alternativa donde lo metálico prima sobre lo orgánico.
De acá en adelante la acción se torna más descabellada aún (ustedes pensarán, es esto posible?) y las imágenes se vuelven hiper-kineticas, pues El Oficinista huye por las calles extrañamente vacías de Tokyo siendo perseguido a hiper-velocidad por El Fetichista (en logrados efectos especiales usando stop-motion), ambos impulsados por una especie de cohetes en sus pies, finalmente ambos se enfrentan en una fábrica abandonada donde El Fetichista extrae de su brazo una especie de cañon de lanzallamas ocasionando que su presa en un desesperado intento por protegerse se fusione con la parte metálica del local, resultando en un increíble combate final en el que ambos se enfrascan en una pelea cuerpo a cuerpo, donde El Oficinista absorbe el cuerpo de El Fetichista de tal manera que ya no se puede distinguir quien es quien.
Finalmente el resultado del combate desemboca en que ambos quedan fusionados en una enorme, única y abominable criatura mecánica donde se nota predominio de El Fetichista y sumisión de El Oficinista (En un extraño monólogo El Fetichista habla de el “Nuevo Amor” que los une a ambos), donde la criatura con ametralladora en mano a ultra-velocidad se lanza a la conquista y/o destrucción del mundo.
Definitivamente una original película que recomiendo a todos los amantes del cine no convencional, experiencia única de un impacto tremendo paras los sentidos, que la noche que la vi dejo mis retinas plasmadas de alucinantes imágenes, saturados mis oídos con ecos de su increíble soundtrack de golpeteos metálicos, mi mente llena de innumerables preguntas e interrogantes (Por ejemplo quien diablos era Tetsuo?) y mi cerebro tan adrenalínico que difícilmente pude conciliar el sueño esa noche.
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