domingo, 15 de mayo de 2011

Nueve Colores Sangra la Luna - Tributo a las Divas del Cine de Explotación


“El que rechaza los subgéneros literarios, la música popular o el cine de bajo presupuesto se pierde la sensación de tener el corazón comprimido ante la acción trepidante o el suspense, la emoción de un riff potente y distorsionado o el morbo de una vampira lesbiana en lencería, en resumen se pierde lo divertido que tiene este valle de lágrimas”, Luis Navarro, Proscritos.com

Como olvidar aquel bailecito erótico de Linnea Quigley desnuda provocando a los feroces zombies en el cementerio?,
Como olvidar a Ingrid Pitt en aquella sensual pose en la que mostraba sus afilados dientes de hambrienta condesa Dracula?,
Como olvidar a la voluptuosamente desnuda vampira del espacio Mathilda May abriéndose paso con altanería hacia la apocalíptica destrucción de la ciudad de Londres en Lifeforce?,
Como olvidar a Tina Romero satánicamente poseída, desnuda y embadurnada de sangre en el climax de Alucarda?
Como olvidar el primer plano del rostro de Marylin Burns transfigurado por el paroxismo y el horror huyendo de la mortal sierra eléctrica de Leatherface?,
Como olvidar a la ampulosa Dianne Thorne con su peculiar y perverso rictus de placer regodeándose con el sufrimiento de los internos en el campo de concentración en Ilsa la Loba Nazi,
Como olvidar a Anna Falchi torturando con su diabólica belleza al taciturno guardián del cementerio en Dellamorte Dellamore?
Como olvidar a Chesty Morgan como la “doble” agente 73 asesinando a sus víctimas con sus gigantescas “Deadly Weapons”,
Como olvidar a Roxanne Kernohan en topless cazando critters mientras airea su tremenda artillería pesada?,
Como olvidar a Mindy Clarke lacerando su hermosa carne de zombie para evitar devorar a su novio? …

Efectivamente, existen mujeres dentro del mundo del cine, que no están destinadas al brillo y al recuerdo como consecuencia de sus académicos dotes interpretativos, féminas cuya presencia muchas veces interviene tan solo escasos minutos en las cintas, cuyo paso muchas veces es efímero dentro de la cinematografía, pero que a pesar de ello han sido capaces de persistir en la retina de un público muy especial, gracias a una avasalladora presencia radiante de excelsa sensualidad, desbordante eroticismo y desenfadada voluptuosidad.

El estupendo libro Nueve Colores Sangra la Luna de Carlos Aguilar es entre otras cosas, principalmente, un nostálgico homenaje a todas estas subyugantes mujeres, probablemente desconocidas para el gran público, pero eternamente presentes en la mente de los admiradores del cine menos ortodoxo, donde se las podrá recordar desenvueltas a su antojo, sin tapujos ni remilgos, encarnando a desprevenidas jovencitas, mujeres fatales, aguerridas heroínas, desenfadadas cabareteras, putas de old west saloon, mujeres fáciles, libertinas, prostitutas, busconas, cortesanas, golfas, furcias, nínfulas, vampiras, odaliscas, hechiceras, sectarias, posesas, dominas, scream queens o simplemente descarriadas adolescentes cuesta abajo hacia algún infausto destino.

Así es, por supuesto que estamos hablando de las sensualmente góticas vampiras de la Hammer, con la despampanante Ingrid Pitt a la cabeza naturalmente, estamos hablando de la sensual dama del horror Maila “Vampira” Nurmi, estamos hablando de las licenciosas Lina Romay y Soledad Miranda, las musas del maestro Jesús Franco, estamos hablando de la procaz Brigite Lahaie, la psicotrónica musa del maestro Jean Rollin.

Ooooh sí, estamos hablando de todas las musas y actrices fetiche del maestro Russ Meyer, especialmente la exótica Tura Satana, estamos hablando de Audrey Campbell y sus infames calabozos, estamos hablando de todas aquellas sensuales féminas, carne de matadero para el refulgente cuchillo de aquel asesino de guante negro en los Giallos de los maestros Mario Bava y Dario Argento, carne destinada a ser devorada por las hordas hambrientas de Zombies del maestro Lucio Fulci, carne para la disputa entre el héroe y los rufianes en los Spaghetti Western, o carne para el obsesivo asedio del Psicokiller de turno en el Slasher moderno.

Y esta reseña está dedicada a todas ellas.

Nueve Colores Sangra la Luna ha sido publicado dentro de la excelente colección Calle Negra de la editorial Factoría de Ideas, dedicada a la encomiable tarea de promocionar lo más interesante del panorama de la novela negra actual, y recomiendo particularmente esta obra por ser un interesante ejercicio de noir cinéfilo.

La historia se desarrolla durante el año 2006, teniendo como personaje principal a Eugenio Arbó, un hombre que lleva una anodina y patética vida de solitario, siendo poco agraciado físicamente, acomplejado, tímido y apocado, vive recluido en su frío y estéril piso en la ciudad de Madrid, rehuyendo enfáticamente todo contacto social, sumergiéndose de lleno en su faceta de crítico de cine, cinéfilo y escritor.

La entrega de Eugenio hacia el cine es total, especialmente hacia aquel cine de género que se mueve entre el cine de explotación y el Eurotrash, entre el Giallo italiano y el Spaghetti Western, siendo especial admirador del director de culto José Blanco aka Jack White, vive perdidamente enamorado y eternamente obsesionado con la imagen de la bella y voluptuosa actriz Isabel Silva desaparecida a finales de los 70s, pasando sus interminables veladas nocturnas observando una y otra vez las películas en la que participó el objeto de su adoración y fetichismo, habiendo realizado inclusive un montaje con los insertos de los mejores momentos ante la cámara de la desaparecida diva, para mayor disfrute voyeurista durante sus veladas de mayor intimidad.

Es la aparición nuevamente en escena del veterano director José Blanco, para realizar lo que podría ser su última película denominada “Las Noches del Hombre Lobo” a través de la cual plantea un homenaje al cine de los 70s, que surge en Eugenio una irrefrenable necesidad de conocer el destino de su musa desaparecida hace más de tres décadas atrás.

Entonces se desencadena una intensa y detectivesca búsqueda de la verdad, impulsada por un deseo inquebrantable de acercamiento hacia el amor perdido, destapando bizarros, oscuros y dolorosos secretos en el camino, a través de un viaje sin retorno mediante el cual Eugenio experimentará una inesperada transición hacia la madurez, la hombría y el equilibrio personal.

Y si de algo estoy seguro Eugenio, es que no podríamos dejar de amarlas a todas ...

"Al fin podré
comer, beber
de tus latidos ..."

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sábado, 15 de enero de 2011

Las Ratas en los Cuentos de Terror

No se si se deba a que en el horóscopo chino pertenezco a su signo, pero en mi experiencia de lector de historias de terror, nunca he podido evitar sentirme especialmente atraído por aquellas dentro la cuales las ratas sean las protagonistas, pues de alguna manera su presencia siempre ha evocado en mi mente numinosos miedos atávicos y ancestrales.

Quizás sea su aspecto bastante repelente, de pelaje oscuro e hirsuto, cola pelada cual carnoso apéndice, ojillos agudos y desafiantes, o quizá por sus sucios hábitos que fácilmente se asocian a pestes, plagas y enfermedades, pero difícilmente podremos encontrar persona alguna que no sienta algo menos que una incomoda sensación de alerta ante su presencia.

Es por esto que para mi no es novedad que su participación sea bastante recurrente en muchos de los clásicos e hitos del terror, pues añaden a los escalofríos propios del genero, aquella sensación de asco y repugnancia, que permite cristalizar un poderosísimo y venenoso coctel para los sentidos.

A continuación les presento 10 excelentes historias que tienen como protagonistas a estas repulsivas alimañas, historias cuyas lecturas me impresionaron sobremanera y que me ocasionaron tantos escalofríos y pesadillas como desagradables e incómodas sensaciones, casi todas ellas podrán encontrarlas buscando pacientemente en la web, de mas esta decir que recomiendo enfáticamente su lectura para todos aquellos amantes del género:

- La Casa del Juez, de Bram Stoker, una casa embrujada, un despistado inquilino, la maldad pura encarnada en un molesto roedor, son presagios para nada buenos, en este tremendo clásico del género.

“Aquella noche el rumor de las ratas empezó más temprano; con toda seguridad se había iniciado ya antes de su regreso, y sólo dejó de oírse unos momentos mientras les duró el susto causado por su imprevista llegada. Después de cenar se sentó un momento junto al fuego a fumar y, tras limpiar la mesa, empezó de nuevo su trabajo como otras veces. Pero esa noche las ratas le distraían más que la anterior. ¡Cómo correteaban de arriba abajo, por detrás y por encima! ¡Cómo chillaban, roían y arañaban! ¡Y cómo, más atrevidas a cada instante, se asomaban a las bocas de sus agujeros y por todas las grietas y resquebrajaduras del zócalo, con sus ojillos brillantes como lámparas diminutas cuando se reflejaba en ellos el fulgor del fuego!”

.- Las Ratas en la Paredes, de H.P. Lovecraft, Lovecraft clásico con maldiciones ancestrales y hordas de ratas antediluvianas que lo devoran todo a su paso, que más se puede pedir de un imprescindible clásico del género?. Asimismo, es ya legendaria también la adaptación para comic hecha por el genial Richard Corben.

“La más gráfica de todas las historias que circulaban sobre el lugar era una que relataba la dramática epopeya de las ratas -un insaciable ejército de obscenas alimañas que había surgido en tropel del interior del castillo tres meses después de la tragedia que lo condenó al más absoluto abandono-, una cenceña, nauseabunda y famélica soldadesca que había barrido todo a su paso, devorando aves, gatos, perros, cerdos, ovejas y hasta dos desventurados seres humanos antes de ver acallado su furor.”

- Las Ratas del Cementerio, de Henry Kuttner, Un tenebroso cementerio, ratas, ratas y más ratas, junto a un profanador ambicioso, son los ingredientes de este otro inolvidable clásico del género.

“En cuanto a estos roedores, ciertamente, Masson les tenía aversión y respeto. Sabía el peligro que acechaba en sus dientes afilados y brillantes. Pero no comprendía el horror que los viejos sentían por las casas vacías, infestadas de ratas. Había oído rumores sobre ciertas criaturas horribles que moraban en las profundidades de la tierra y tenían poder sobre las ratas, a las que agrupaban en ejércitos disciplinados. Según decían los ancianos, las ratas servían de mensajeras entre este mundo y las cavernas que se abrían en las entrañas de la tierra, muy por debajo de Salem. Y aún se decía que algunos cuerpos habían sido robados de las sepulturas con el fin de celebrar festines subterráneos y nocturnos. El mito del flautista de Hamelin era una leyenda que ocultaba, en forma de alegoría, un horror blasfemo; y según ellos, los negros abismos habían parido abortos infernales que jamás salieron a la luz del día.”

- El Ultimo Turno, de Stephen King, ominosas ratas pululando en los sótanos de una vieja tejeduría, pero sabrá Dios que horrores y abominaciones moran aún mas abajo?, lo invitamos a averiguarlo en este King clásico.

“Uno de ellos se inclinó sobre el anillo de hierro y tiró. Al principio Hall pensó que no cedería, pero después se zafó con un chasquido extraño, crujiente. El otro hombre metió los dedos debajo del borde de la tapa para ayudar a levantarla, y en seguida los retiró con un grito. Sus manos se habían convertido en un hervidero de enormes escarabajos ciegos. El hombre que aferraba el anillo volcó la escotilla hacia atrás con un gruñido convulsivo y la dejó caer. La cara inferior estaba ennegrecida por una fangosidad desconocida, que Hall nunca había visto antes. Los escarabajos se desplomaron entre las tinieblas de abajo y corrieron por el suelo, donde fueron triturados bajo los pies. Warwick apuntó hacia abajo con su linterna. Una destartalada escalera de tablas conducía hacia las piedras negras del subsuelo. No se veía ni una rata.”

- El Pozo y El Péndulo, de Edgar Allan Poe, cuales son los límites de la crueldad humana?, se pregunta un pobre hombre atormentado por la Santa Inquisición, sin embargo en medio de la desesperación suprema las ratas podrían convertirse en un aliado inesperado, en este inmortal Poe clásico. Igualmente clásica e imprescindible es la adaptación hecha para la revista Creepy por Rich Margopoulus con dibujos de José Ortiz.

“Hacía varias horas que cerca del caballete sobre el que me hallaba acostado se encontraba un número incalculable de ratas. Eran tumultuosas, atrevidas, voraces. Fijaban en mí sus ojos rojos, como si no esperasen más que mi inmovilidad para hacerme presa. «¿A qué clase de alimento —pensé— se habrán acostumbrado en este pozo?.”

- El Entierro de Las Ratas, de Bram Stoker, la curiosidad por conocer el “lado feo” de la ciudad de París lleva a un despistado burgués a internarse en los dominios de las ratas, la basura, la inmundicia y la escoria humana, será posible el retorno de este imprudente viaje de pesadilla?, lo invito a conocer el estremecedor desenlace de este Stoker no tan conocido.

“Ahora estaba sentado en el centro de la baja choza con la mujer a mi izquierda y el hombre a mi derecha, los dos un poco frente a mí. El lugar estaba lleno de todo tipo de curiosos objetos de madera, y de muchas otras cosas que hubiera deseado que estuviesen muy lejos. En una esquina había un montón de trapos que parecían moverse por la cantidad de bichos que contenían y, en la otra, un montón de huesos cuyo olor estremecía un poco. De tanto en tanto, al mirar aquellos montones, podía ver los relucientes ojos de algunas de las ratas que infestaban el lugar. Aquellos asquerosos objetos eran ya bastante malos, pero lo que tenía peor aspecto todavía era una vieja hacha de carnicero con un mango de hierro manchado con coágulos de sangre apoyada contra la pared a la derecha.”

- El Flautista de Hamelin, Versión de los Hermanos Grimm, de niño no podía evitar sentirme atraído por este clásico infantil, no exento de cierto y sutil toque macabro como ya lo ha apuntado Henry Kuttner, en el cual un misterioso personaje de capa y sombrero aparece para librar al pueblo de un mal ancestral, sin embargo, ante la ingratitud del pueblo, la cura será peor que la enfermedad.

“¿Y saben lo que pasaba? Pues que de todas las casas empezaron a salir ratas. Salían a torrentes. Lo mismo las ratas grandes que los ratones chiquitos; igual los roedores flacuchos que los gordinflones. Padres, madres, tías y primos ratoniles, con sus tiesas colas y sus punzantes bigotes. Familias enteras de tales bichos se lanzaron en pos del flautista, sin reparar en charcos ni hoyos.”

- La Rata, de J. Rubio Aracil, de lo mejor dentro de la excelente Biblioteca Universal de Misterio y Terror de ediciones UVE, cuenta la historia de una rata de laboratorio que se venga de la humanidad incubando un letal cáncer vivo en su interior.

- La Heredera, de Concha Hombría, también dentro de lo mejor de la excelente Biblioteca Universal de Misterio y Terror de ediciones UVE, cuenta la historia de una familia que lleva sobre su linaje una extraña enfermedad mental (¿maldición?) que les confiere una bizarra relación con las ratas y alimañas.

- La Cena, de Antonio Galvez Ronceros, historia Peruana, la leí de niño en el compilatorio denominado Cuentos Peruanos 2, pero forma parte de la colección de cuentos denominada Los Ermitaños, nos cuenta la historia de una resignada familia de sirvientes que se ve obligada a enfrentarse a las temibles ratas del desván para vengarse de su abusivo patrón a través de servirle un alucinante banquete.
Bon Apetit!.

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