La Paja en el Ojo de Dios (The Mote in God's Eye) es una de las novelas de ciencia ficción que más he disfrutado leyendo, recuerdo hace ya algunos años cuando la compré en Quilca, perteneciente a la colección de Ciencia Ficción de Editorial Hispamerica, una magnífica colección de 100 libros azules con letras plateadas, que se conseguía en aquella época en los ambulantes de las calles de Lima al precio de 3 soles cada uno, donde esta novela era una de las pocas que se publicaron en la colección en dos tomos con una portada mostrando un enorme ojo que me recordaba al del replicante Roy Batty de Blade Runner.
La Paja en el Ojo de Dios es la primera novela que junto el talento literario de Larry Niven, escritor habituado a la ciencia ficción dura, con el de Jerry Pournelle, escritor habituado a la ciencia ficción militarista, resultando en una tremenda y explosiva combinación que retrata el primer encuentro del hombre con especies extraterrestres allá en el lejano y tardío 3017 en el cual la humanidad había conquistado grandes extensiones del espacio sideral gracias a dos inventos claves:
-El Impulsor Alderson, dispositivo que permite a una nave espacial saltar de un punto a otro del espacio en forma instantánea, pero limitado a determinados puntos dados por la masa de las estrellas o planetas cercanos.
-El Campo Langston, un campo de fuerza capaz de absorber energía y proteger a una nave o una ciudad mientras no se sobrecargue.
Me gusta particularmente el fragmento introductorio de la novela que resume como la humanidad logro colonizar las estrellas:
"En los últimos mil años de historia ha sido tradicional considerar el impulsor Alderson como una bendición absoluta.
Sin el viaje a velocidad superior a la de la luz, que hizo posible el descubrimiento de Alderson, la humanidad habría quedado atrapada en la pequeña cárcel del sistema solar cuando las Grandes Guerras Patrióticas destruyeron el Condominio en la Tierra. En vez de eso, nos hemos establecido ya en más de doscientos mundos.
Una bendición, sí. Estaríamos ya extinguidos si no hubiese sido por el impulsor Alderson. Pero ¿carece de inconvenientes? Considerémoslo. Lo mismo que nos permitió colonizar las estrellas, los mismos contactos interestelares que permitieron la formación del Primer Imperio hicieron posible la guerra interestelar. Los mundos se hundieron en doscientos años de Guerras Separatistas y fueron colonizados y destruidos por naves que utilizaban el Impulsor Alderson. Debido al Impulsor Alderson no tenemos ni que considerar siquiera el espacio que media entre las estrellas. Porque podemos saltar entre los sistemas estelares en un tiempo cero, y nuestras naves y los impulsores de nuestras naves sólo tienen que cubrir distancias interplanetarias. Decimos que el Segundo Imperio del Hombre gobierna doscientos mundos y todo el espacio intermedio, unos quince millones de parsecs cúbicos ...
Consideremos el cuadro verdadero. Pensemos en las miríadas de pequeñas burbujas, muy esparcidas, que se elevan a través de un inmenso mar negro. Controlamos algunas de las burbujas. De las aguas nada sabemos..."
La historia se inicia cuando una nave alienígena es detectada e interceptada en el sistema Nueve Caledonia, un sector del espacio que contiene una estrella roja supergigante denominada el ojo de Murchenson (Murcheson's Eye), nave que viajaba impulsada por una vela solar que le permitía viajar entre estrellas tomándole 150 años cubrir esta distancia a velocidad sublumínica y cuyo piloto, una criatura humanoide, es encontrado muerto dentro de ella, descubrimiento que da luz sobre interesantes posibilidades de vida extraterrestre.
Es así que la nave MacArthur y el acorazado Lenin son enviados en una expedición científico/militar a La Paja, la estrella mas cercana al ojo de Murchenson denominada de esa manera porque que vista desde la perspectiva de la capital de Nueva Caledonia semejaba una mancha en el ojo gigantesco que representaba la estrella roja (de ahí el título de la novela), estrella cuyo único punto Alderson de acceso estaba en las cercanías de la roja supergigante y que podía ser penetrado por los humanos gracias a la protección del campo Langston.
De esta manera la nave MacArthur establece contacto con la civilización de La Paja a los que denominan pajeños (Moties en el inglés original), civilización con una tecnología bastante avanzada pero que se había quedado atrapada dentro de su sistema solar pues a pesar de haber inventado un equivalente del Impulsor Alderson, sus naves enviadas no habían regresado y los pajeños no se habían percatado que esto se debía a que el punto de salida estaba en el interior de la supergigante roja que obviamente las pulverizaba al desconocer la tecnología protectora del campo Langston.
Así pues los pajeños era una civilización antigua que había evolucionado en muchas subespecies especializadas, nueve en total, de las cuales me impresionaron tremendamente los curiosos Watchmakers, seres que tenían la habilidad de calcar y hasta personalizar y mejorar cualquier artilugio que cayera en sus manos, así como también los guerreros, que son descubiertos avanzada la novela y que son descritos como criaturas sumamente versadas en el arte de la guerra contra los que ningún humano podría hacer frente.
Sin embargo esta en apariencia benevolente civilización guardaba un oscuro secreto, los pajeños eran hermafroditas secuenciales, condición que les permitía ir intercambiando de sexo una y otra vez en el transcurso de sus vidas pero con un interesante detalle, cuando cumplían el papel de hembras no podían pasar mas de 6 meses sin quedar embarazadas pues de lo contrario un desbalance hormonal los aniquilaba, es así que este curioso mecanismo de la naturaleza para perpetuar la especie los llevaba a una descontrolada explosión demográfica, que sumada a lucha de poderes entre los amos del planeta, mas la presencia de una subespecie guerrera de habilidades letales, los llevaba a devastadoras guerras manteniéndolos en una especie de Ragnarok, es decir en un ciclo perpetuo de destrucción y resurgimiento.
La explosión demográfica había sido tratada de controlar de diversas maneras, pero finalmente todo intento había fracasado, por lo que los pajeños vivían resignados a este infinito ciclo de destrucción/resurgimiento, hasta tal punto que habían instalado museos que encerraban el conocimiento de la civilización en cúpulas alejadas de las zonas pobladas de manera que no puedan ser destruidas por la guerras y que permitan a los sobrevivientes acelerar la curva de desarrollo y posterior recuperación de la civilización.
Este ciclo había cubierto millones de años en el pasado y tal era el pesimismo de no poder romperlo que cualquier individuo con una idea optimista sobre el particular era considerado insano y bautizado como "Eddie El Loco" (Crazy Eddie) en honor a un mítico personaje pajeño que había tenido en el pasado esperanzas de romper el ciclo.
Es así que algunos amos pajeños ven en la civilización humana la obvia posibilidad de alcanzar la tecnología que les permita romper el ciclo, por lo que traman un complot que involucra enviar a los WatchMakers a invadir la nave MacArthur y copiar sus secretos (Impulsor Alderson y Campo Langston), episodio sumamente vibrante y uno de los climax de acción mas espectaculares de la novela en la que el almirante Lavrenti Kutuzov, apodado el carnicero asesino de mundos, un despiadado oficial que no había dudado en exterminar todo un planeta para sofocar una rebelión en el pasado (obviamente este personaje me recordó al almirante Moff Tarkin de la estrella de la muerte), no duda en destruir la MacArthur desde la Lenin para poder preservar sus secretos.
Finalmente surge en los sobrevivientes de la expedición humana un montón de dudas sobre el futuro entre pajeños y humanos, si los humanos ayudan a los pajeños a salir de su ciclo y les abren las puertas al universo, a pesar de ser los pajeños una civilización interesante, correrían los humanos el riesgo de ser conquistados y hasta destruidos por los estos, razón por la cual los humanos se deciden por bloquear el punto Alderson en el ojo de Murchenson y dejar encerrado a los pajeños allí, por lo menos hasta que se decida algo mejor que hacer con el problema, probablemente haya cosas que no convenga liberar, al menos no estando completamente preparado para las consecuencias.
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La Paja en el Ojo de Dios es la primera novela que junto el talento literario de Larry Niven, escritor habituado a la ciencia ficción dura, con el de Jerry Pournelle, escritor habituado a la ciencia ficción militarista, resultando en una tremenda y explosiva combinación que retrata el primer encuentro del hombre con especies extraterrestres allá en el lejano y tardío 3017 en el cual la humanidad había conquistado grandes extensiones del espacio sideral gracias a dos inventos claves:
-El Impulsor Alderson, dispositivo que permite a una nave espacial saltar de un punto a otro del espacio en forma instantánea, pero limitado a determinados puntos dados por la masa de las estrellas o planetas cercanos.
-El Campo Langston, un campo de fuerza capaz de absorber energía y proteger a una nave o una ciudad mientras no se sobrecargue.
Me gusta particularmente el fragmento introductorio de la novela que resume como la humanidad logro colonizar las estrellas:
"En los últimos mil años de historia ha sido tradicional considerar el impulsor Alderson como una bendición absoluta.
Sin el viaje a velocidad superior a la de la luz, que hizo posible el descubrimiento de Alderson, la humanidad habría quedado atrapada en la pequeña cárcel del sistema solar cuando las Grandes Guerras Patrióticas destruyeron el Condominio en la Tierra. En vez de eso, nos hemos establecido ya en más de doscientos mundos.
Una bendición, sí. Estaríamos ya extinguidos si no hubiese sido por el impulsor Alderson. Pero ¿carece de inconvenientes? Considerémoslo. Lo mismo que nos permitió colonizar las estrellas, los mismos contactos interestelares que permitieron la formación del Primer Imperio hicieron posible la guerra interestelar. Los mundos se hundieron en doscientos años de Guerras Separatistas y fueron colonizados y destruidos por naves que utilizaban el Impulsor Alderson. Debido al Impulsor Alderson no tenemos ni que considerar siquiera el espacio que media entre las estrellas. Porque podemos saltar entre los sistemas estelares en un tiempo cero, y nuestras naves y los impulsores de nuestras naves sólo tienen que cubrir distancias interplanetarias. Decimos que el Segundo Imperio del Hombre gobierna doscientos mundos y todo el espacio intermedio, unos quince millones de parsecs cúbicos ...
Consideremos el cuadro verdadero. Pensemos en las miríadas de pequeñas burbujas, muy esparcidas, que se elevan a través de un inmenso mar negro. Controlamos algunas de las burbujas. De las aguas nada sabemos..."
La historia se inicia cuando una nave alienígena es detectada e interceptada en el sistema Nueve Caledonia, un sector del espacio que contiene una estrella roja supergigante denominada el ojo de Murchenson (Murcheson's Eye), nave que viajaba impulsada por una vela solar que le permitía viajar entre estrellas tomándole 150 años cubrir esta distancia a velocidad sublumínica y cuyo piloto, una criatura humanoide, es encontrado muerto dentro de ella, descubrimiento que da luz sobre interesantes posibilidades de vida extraterrestre.
Es así que la nave MacArthur y el acorazado Lenin son enviados en una expedición científico/militar a La Paja, la estrella mas cercana al ojo de Murchenson denominada de esa manera porque que vista desde la perspectiva de la capital de Nueva Caledonia semejaba una mancha en el ojo gigantesco que representaba la estrella roja (de ahí el título de la novela), estrella cuyo único punto Alderson de acceso estaba en las cercanías de la roja supergigante y que podía ser penetrado por los humanos gracias a la protección del campo Langston.
De esta manera la nave MacArthur establece contacto con la civilización de La Paja a los que denominan pajeños (Moties en el inglés original), civilización con una tecnología bastante avanzada pero que se había quedado atrapada dentro de su sistema solar pues a pesar de haber inventado un equivalente del Impulsor Alderson, sus naves enviadas no habían regresado y los pajeños no se habían percatado que esto se debía a que el punto de salida estaba en el interior de la supergigante roja que obviamente las pulverizaba al desconocer la tecnología protectora del campo Langston.
Así pues los pajeños era una civilización antigua que había evolucionado en muchas subespecies especializadas, nueve en total, de las cuales me impresionaron tremendamente los curiosos Watchmakers, seres que tenían la habilidad de calcar y hasta personalizar y mejorar cualquier artilugio que cayera en sus manos, así como también los guerreros, que son descubiertos avanzada la novela y que son descritos como criaturas sumamente versadas en el arte de la guerra contra los que ningún humano podría hacer frente.
Sin embargo esta en apariencia benevolente civilización guardaba un oscuro secreto, los pajeños eran hermafroditas secuenciales, condición que les permitía ir intercambiando de sexo una y otra vez en el transcurso de sus vidas pero con un interesante detalle, cuando cumplían el papel de hembras no podían pasar mas de 6 meses sin quedar embarazadas pues de lo contrario un desbalance hormonal los aniquilaba, es así que este curioso mecanismo de la naturaleza para perpetuar la especie los llevaba a una descontrolada explosión demográfica, que sumada a lucha de poderes entre los amos del planeta, mas la presencia de una subespecie guerrera de habilidades letales, los llevaba a devastadoras guerras manteniéndolos en una especie de Ragnarok, es decir en un ciclo perpetuo de destrucción y resurgimiento.
La explosión demográfica había sido tratada de controlar de diversas maneras, pero finalmente todo intento había fracasado, por lo que los pajeños vivían resignados a este infinito ciclo de destrucción/resurgimiento, hasta tal punto que habían instalado museos que encerraban el conocimiento de la civilización en cúpulas alejadas de las zonas pobladas de manera que no puedan ser destruidas por la guerras y que permitan a los sobrevivientes acelerar la curva de desarrollo y posterior recuperación de la civilización.
Este ciclo había cubierto millones de años en el pasado y tal era el pesimismo de no poder romperlo que cualquier individuo con una idea optimista sobre el particular era considerado insano y bautizado como "Eddie El Loco" (Crazy Eddie) en honor a un mítico personaje pajeño que había tenido en el pasado esperanzas de romper el ciclo.
Es así que algunos amos pajeños ven en la civilización humana la obvia posibilidad de alcanzar la tecnología que les permita romper el ciclo, por lo que traman un complot que involucra enviar a los WatchMakers a invadir la nave MacArthur y copiar sus secretos (Impulsor Alderson y Campo Langston), episodio sumamente vibrante y uno de los climax de acción mas espectaculares de la novela en la que el almirante Lavrenti Kutuzov, apodado el carnicero asesino de mundos, un despiadado oficial que no había dudado en exterminar todo un planeta para sofocar una rebelión en el pasado (obviamente este personaje me recordó al almirante Moff Tarkin de la estrella de la muerte), no duda en destruir la MacArthur desde la Lenin para poder preservar sus secretos.
Finalmente surge en los sobrevivientes de la expedición humana un montón de dudas sobre el futuro entre pajeños y humanos, si los humanos ayudan a los pajeños a salir de su ciclo y les abren las puertas al universo, a pesar de ser los pajeños una civilización interesante, correrían los humanos el riesgo de ser conquistados y hasta destruidos por los estos, razón por la cual los humanos se deciden por bloquear el punto Alderson en el ojo de Murchenson y dejar encerrado a los pajeños allí, por lo menos hasta que se decida algo mejor que hacer con el problema, probablemente haya cosas que no convenga liberar, al menos no estando completamente preparado para las consecuencias.
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