domingo, 19 de octubre de 2008

Let Me Die!, Let Me Die! - El Cerebro que no Podía Morir

Recientemente tuve la grata sorpresa de reencontrarme con la PRIMERA película de terror de la que mi mente tiene recuerdo, es la modesta cinta titulada El Cerebro Que No Podía Morir (The Brain That Wouldn’t Die), cinta en blanco y negro estrenada en 1962, dirigida por un tal Joseph Green, la cual recuerdo haberla visto por televisión cuando tendría apenas 10 años o tal vez menos y de la cual recuerdo detalles como la cabeza cortada parlante de una hermosa mujer, un científico obsesionado con aberrantes experimentos humanos y una horrible criatura recluida tras una inexpugnable puerta de madera.

La película es bastante corta y narra la historia del Dr. Bill Cortner, obsesionado con traer a los muertos a la vida, así como realizar exitosamente transplante de miembros y órganos, constituyéndose en todo un notable exponente de las oscuras prácticas médicas que tanto hicieron famosos a los Doctores Frankenstein y Herbert West.

Todo iba relativamente tranquilo en los experimentos del Dr. Cortner hasta el día que un funesto accidente de auto termina con la decapitación de su hermosa novia Jan, luego de lo cual el Dr. Bill lleva la cabeza cercenada a su laboratorio clandestino y logra revivirla en base a un suero que había terminado de desarrollar y que permitía el transplante de órganos sin el rechazo natural del organismo que esto conlleva, luego de lo cual planea conseguirle a la cabeza un nuevo cuerpo al cual transplantarla para así poder traer de vuelta a su amada.

Sin embargo, no me termina de quedar claro si la angustia del doctor por recomponer a su amada se debe verdaderamente a su amor hacía ella o a la oportunidad que representa la ocasión de demostrar el éxito de sus experimentos, como sea, la cabeza de Jan una vez recuperada la conciencia, empieza a albergar un furibundo deseo de venganza hacia la persona que le causo semejante desgracia.

Uno de los mejores detalles de la película es el montaje de todo el conjunto de cables, artilugios y armatostes que permiten traer a la vida a la cabeza de Jan, así como el rostro hermoso y de maligna expresión de la misma, lo cual me recordó muchísimo al Dr. Hill de otra de mis películas favoritas como lo es El Resucitador (Re-Animator), indudablemente ambos harían una bonita pareja, solo que el Dr. Hill en esta oportunidad muy a pesar suyo no podría realizarle el Cunnilingus al que lo conocemos adepto, tal cual como se lo realiza a la voluptuosa Barbara Crampton en El Resucitador.


Prosiguiendo con la historia, en su laboratorio clandestino el Dr. Cortner contaba con un ayudante, Kurt, un otrora célebre pero ahora caído en desgracia médico que había perdido un brazo en un accidente, el cual había recibido un fallido injerto en su reemplazo que más que solucionar su problema acentuaba su deformidad, y que proseguía ayudando al Dr. Cortner en sus experimentos con la esperanza de que este pueda evolucionar su técnica de manera que pueda restaurarle completamente el brazo; asimismo, recluido en un cuarto cercano al laboratorio habitaba una horrible criatura fruto de fallidos experimentos, a la cual se describe como un grotesco rompecabezas humano compuesto por un amasijo de miembros transplantados, la cual emite unos gorgoteos espantosos que realmente me helaron la sangre de niño y a la cual no podemos ver si no hasta el final de la película, sin embargo la ominosa carga de peligro y muerte que suscita la criatura desde su encierro permanece latente a lo largo de toda la cinta.

Así pues, mientras el Dr. Cortner sale a recorrer la ciudad tratando de ubicar una victima idónea para recomponer a su amada, deja a Kurt al cuidado del laboratorio; mientras tanto en el laboratorio, el cerebro de Jan ya completamente conciente, a través de ciertos poderes mentales que pareciera haber desarrollado en su nueva condición, logra establecer contacto mental con la criatura encerrada y la hace participe de su deseo de venganza, estableciendo una peculiar comunicación donde ella le habla con la mente y la criatura responde con un horripilante y seco golpe contra la madera de la puerta, por lo que en el momento en que Kurt esta tratando de alimentar a la criatura, la cabeza le ordena que ataque y esta logra arrancarle de cuajo el brazo sano a Kurt ocasionándole una horrible muerte desangrado.

Por su parte el Dr. Cortner había recorrido la ciudad hurgando en cabarets y hasta en certámenes de belleza buscando el cuerpo perfecto para su experimento, pero lamentablemente cada vez que creía haber encontrado a la víctima ideal aparecía alguien que eliminaba la impunidad del delito que iba a cometer, pero finalmente encuentra la victima perfecta en una hermosísima modelo que había quedado desfigurada a raíz de un accidente con una horrible cicatriz en su rostro tan profunda que la cirugía plástica no podía atenuarla, por lo que esta vivía recluida en su departamento donde daba clandestinas sesiones de fotografía a libertinos caballeros que acudían a admirar su escultural cuerpo.

Así pues, a través de engañarla con la historia de que mediante revolucionarias técnicas que había desarrollado le ayudaría a recuperar su bellaza completa, el Dr. Cortner logra convencer a la modelo para que se interne en su consultorio, donde logra doparla, dormirla y ponerla en la camilla lista para la operación, sin embargo la cabeza logra generar tal arrebato de furia en la criatura encerrada que esta logra desencajar la puerta y atacar al doctor arrancándole de un brutal mordisco un trozo de piel de su mejilla dejándolo semiinconsciente, pero antes en el forcejeo entre la gigantesca criatura y el Dr. se desata un caos que hace que el laboratorio se prenda en llamas, finalmente la criatura coge el cuerpo inconsciente de la bella modelo y huye del laboratorio que empieza a ser devorado por la llamas, mientras que el aturdido doctor escucha la horrible carcajada de la cabeza que se burla haciéndole notar lo caro que esta pagando su necedad al no haberla dejado morir: “You Should Let Me Die!”.

En resumen una curiosa y entrañable cinta que me trajo mucha nostalgia pues me remitió a mis inicios con el género del terror y que en la actualidad me hace pensar en las posibilidades de la medicina futura que probablemente en algún momento pueda hacer realidad las quiméricas teorías del Dr. Cortner, quien sabe, quiza, algún día …


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viernes, 17 de octubre de 2008

Freaks – La venganza de los Monstruos

A lo largo de la historia del cine siempre han existido directores que han buscado trascender en base a trasgredir los tabúes de su época, sin embargo son pocos son los que han causado un shock como el que causo el director Tod Browning allá en el lejano 1932 al atreverse a contar en la pantalla grande a través de su película Freaks (La Parada de los Monstruos, Fenómenos) una historia de monstruos contando con un completo reparto de personas con aberrantes malformaciones físicas reales.

Lamentablemente este fue el motivo por el que esta estupenda película, hoy de culto, recientemente redescubierta, revalorada y catalogada por la crítica como joya del séptimo arte, haya estado proscrita y confinada al olvido por muchos años.

Lo que si es cierto es que me suena bastante inverosímil que haya podido ser distribuida en su época por la Metro a pesar que se tiene registro de la clara oposición de sus directivos los cuales opinaban que nunca se había filmado algo tan horrible y de mal gusto, lo cual se vio ratificada por el público, el cual instantáneamente no dudó en catalogarla de demasiado horripilante y obligo a que fuera retirada de las carteleras.

Como sea me parece que la explicación de lo arriesgado de la propuesta de la Metro estaría en un intento de contrarrestar la avalancha de monstruos clásicos lanzada en esos años por su competidora La Universal (el Drácula de Lugosi, el Frankenstein de Karloff, el Hombre Lobo de Reed, etc).

Lo que sucedió luego de esto, es que la película simplemente fue prohibida en muchos países como por ejemplo el reino unido, ingresando de lleno por muchos años a la lista negra de películas proscritas; ni en reposiciones fue vista en muchos países e incluso en la actualidad apenas puede verse en una que otra filmoteca.

Es por esto que Freaks también me trae a la memoria esa otra proscrita película de culto llamada Johnny Tomó su Fusil (Johnny Got His Gun) estrenada en 1971 y dirigida por Dalton Trumbo, la cual en esta ocasión le costo a este su carrera de director por atreverse a mostrar los horrores de la guerra de una manera tan descarnada a través de la piel de un soldado que tiene la mala suerte de sobrevivir luego de recibir de lleno una descarga de mortero, quedando sin brazos, ni piernas, ni rostro, ni habla, ni oido, pero con el cerebro conciente, por lo que queda atrapado en la prisión que significa su cuerpo horriblemente mutilado, película que fue homenajeada por el insuperable tema “One” de Metallica, cuyo video muestra impactantes insertos del metraje original.

Pero incluso en esta película hay una escena que en cierta forma podría emparentarla todavía más con Freaks, aquella en la que Johnny fantasea positivamente acerca del mejor escenario que podría depararle el futuro, el cual es justamente vivir siendo presentado como un “freak” de feria bajo el apelativo de “el hombre que se alimenta por tubos”, pensamiento que le genera una momentánea bocanada de aire fresco a su tormento, puesto por lo menos le acarrearía la gratificación de poder estar al aire libre y no confinado en el subsuelo de alguna mazmorra militar.

La película Freaks estaba basada en el cuento Espurios (Spurs) de Tod Robbins, pero en realidad es una historia de venganza bastante clásica, tanto así que yo la recuerdo recreada bajo innumerables variantes en las páginas de la estupenda revista Creepy; incluso el cuento “Desquite de Enanos” de Manolo Marinero publicado en la Biblioteca Universal de Misterio y Terror de Ediciones UVE es una de estas variantes y un claro homenaje a esta peculiar cinta.

Es por eso que el argumento es bastante sencillo, la historia se desarrolla en un circo especializado en presentar números con personas con malformaciones físicas, las cuales viven formando una pequeña comunidad compartiendo un código que los conmina a autoprotegerse mutuamente de la intolerante sociedad en la que viven, es en este escenario que Hans, el enano mas pequeño del circo, es seducido por Cleopatra, la bella pero perversa trapecista, con el objetivo de persuadirlo para que termine casándose con ella, para luego poder envenenarlo y de esta manera apoderarse de la considerable fortuna que el enano poseía.

Lo que desconocía la bella trapecista, quien también estaba coludida con su amante, el forzudo del circo apodado Hércules, es que el astuto enano finalmente se da cuenta de sus intenciones y junto con el resto de miembros del clan empezará a tramar su terrible venganza.

He de resaltar tres momentos de la película que me parecieron excepcionales, el primero de ellos, el sufrimiento de Frida, la enanita prometida de Hans y sus intento por hacer entrar en razón a este para romper el maléfico hechizo de la perversa trapecista, son realmente tocantes y desgarradores; el segundo de ellos, la ceremonia de matrimonio entre Hans y la Trapecista, con el ritual para incluir a la trapecista como nuevo miembro del grupo es una de las cosas mas bizarras que he visto en mi vida (como olvidar el famoso “ya es uno de los nuestros”); finalmente la venganza de los freaks, transformados en bestias asesinas acechando a las victimas de su enojo en una noche oscura, tormentosa y lluviosa, es igualmente una de las escenas mas sobrecogedoras que he podido apreciar y la que le da creo yo la categoría de película de horror.

Finalmente el mensaje de la cinta es claro, el verdadero monstruo anida en el interior del corazón humano y no en la envoltura o apariencia física, como bien nos lo hacen notar otras estupendas cintas del género como lo son Henry Retrato de un Asesino en Serie (Henry Portrait of a Serial Killer) o Psicópata Americano (American Psycho), pero quizá mucho mejor esa otra de mis cintas favoritas de Clive Barker, La Raza de la Noche (Night Breed), donde Midian, un viejo cementerio refugio de monstruos y criaturas de la noche es aterrorizado por el psicópata Dr. Decker y su alter ego Cara de Botón, así pues, quien es el verdadero monstruo?.


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jueves, 16 de octubre de 2008

Solo Para Adultos - Linda, Heather y Las Felices Felatrices

Una joven mujer acude desesperada al médico para que le ayude a salvar la relación con su pareja, pues a pesar de todos sus esfuerzos ella no consigue alcanzar el orgasmo; el extravagante médico luego de exhaustivos exámenes logra identificar la causa de la disfunción sexual de la mujer: su clítoris no se encontraba ubicado en el área genital si no que se encontraba incrustado en medio de su garganta.

Con este argumento estrafalario, absurdo pero divertido se estreno en el año 1972 la película Garganta Profunda (Deep Throat) del director Gerard Damiano, la cual significó toda una revolución que supuso el definitivo despegue comercial del cine porno y su consolidación como universo comercial independiente, así como el lanzamiento de la que sería el mito fundacional del género y uno de los íconos femeninos mas grandes del universo del porno y el erotismo a nivel mundial: la encantadora Linda Lovelace.

Así pues, siguiendo con el hilo argumental de Garganta Profunda, la mujer, luego de conocer las peculiares características de su anatomía sexual, se disfraza como enfermera del hospital para tener libre acceso a los pacientes y se enfrasca en una aparatosa cruzada por alcanzar el orgasmo a costa de practicarle felación a cuanto paciente se le cruce en el camino, de esta manera Linda deja literalmente boquiabiertos a propios y extraños no solamente mostrando a la cámara sus fenomenales dotes como felatriz, si no además haciendo gala de un notable desparpajo al ponerle un entusiasmo inusitado a las proezas bucales que realizaba ante la cámara.

El resultado: la película que fue rodada con un modesto presupuesto de 24,000 dólares (Linda Lovelace fue contratada por 1,200 dólares) y que supuso 6 días de rodaje, recaudó en un año 6 millones de dólares en las 70 ciudades norteamericanas en la que pudo ser exhibida, y luego tras su estreno en otros países y su posterior lanzamiento en video se calcula que a mediados de los 80s habría recaudado mas de cien millones de dólares, por otro lado, la distribución masiva de la película impulsó todo una revolución sexual en la mente de los espectadores norteamericanos (eran también los años de la publicación de los controvertidos libros de la “Prostituta Feliz” Xaviera Hollander) y de paso ayudó a sacar del oscurantismo practicas sexuales todavía repudiadas en la época en las que estaba incluida la felación.

Personalmente yo pude apreciar esta imprescindible película de culto del cine erótico, a finales de los 90s, por cortesía de Henry S., amigo y empedernido pornófilo limeño cuyo domicilio es acopio de incontable material de este tipo, constituyéndose prácticamente en un verdadero templo de veneración a Onán, el cual además vive sin tapujos su orgullosa condición de pornófilo confeso, pues la frase que siempre le escucho recitar al respecto es la del escritor premio novel de literatura George Bernard Shaw que dice : “El hombre mas respetable generalmente es aquel que tiene mas cosas de las que avergonzarse”, asimismo ya un poco mas picado replica: “Si mi tío David Duchovny tan famoso y respetado con sus X-Files es un pornófilo confeso, por que yo no podría serlo? …”, como sea, recuerdo ese día quedar tremendamente impactado al ver por primera vez la impresionante primera felación que le proporciona Linda a Harry Reems y asociarla no se porque extraño motivo con la escena de la recordada serie V Invasión Extraterrestre en la que la hermosa y perversa Diana se tragaba una rata viva para alimentarse.

Así pues, Linda Lovelace con su espectacular talento se constituyó en la reina indiscutible de las felatrices modernas, de tal manera que la práctica que ella realizaba con tanto entusiasmo y destreza ahora es conocida con el sobrenombre de garganta profunda, probablemente en honor a la Lovelace y a la película que la hicieron famosa, sin embargo las felatrices han existido desde los albores de la historia, por ejemplo se dice que su exponente mas antigua conocida es Marcia, una mujer de Pompeya que vivió hace 1,100 años de la que se desconoce completamente su aspecto físico y de quien solamente ha quedado registro de su notable destreza y aptitud a través de una frase y un grabado cincelado sobre una vieja puerta de piedra de un prostíbulo donde trabajó, y que fue descubierta en 1748 cuando las excavaciones no solo destaparon la vieja ciudad romana sepultada, si no que encontraron el primer legado escrito sobre sexo oral en la historia humana; asimismo se piensa que tanto Mesalina, la díscola emperatriz romana esposa de Claudio y famosa por sus escándalos y proezas sexuales, así como Cleopatra, la enigmática y exótica reina egipcia también fueron exponentes notables de estas artes amatorias, pues se cuenta que ambas fueron adeptas de complacer de esta manera a millares de soldados.

Lo cierto es que a partir de ese año son muchas las que han tratado de imitar las proezas de Linda, sin mucho éxito dicho sea de paso, ya sea porque su talento requiere probablemente mucha práctica y preparación, así como que también es difícil igualar la hechizante combinación de entusiasmo y candor que le ponía Linda, sin embargo en el año 2000 apareció en escena Heather Brooke (también conocida con su nombre de casada de Heather Harmon), una amateur aficionada al porno que inauguró con su esposo una página en la web donde empezó a colocar sus videos exponiendo su impresionante habilidad como felatriz, causando tal revuelo en la red que su página empezó a recibir casi instantáneamente una desmesurada cantidad de visitas diarias, así como a poblarse de comentarios de cientos de cibernautas con reacciones tan diversas que iban desde alabar su excepcional talento con epítetos de todo calibre, hasta declararle su amor y proponerle matrimonio, como sea, una nueva diosa del sexo (oral) había nacido, pero esta vez en el ciberespacio.

Llego Heather Brooke realmente a superar a Linda Lovelace?, es difícil decirlo, ambas son (o fueron) poseedoras de un talento y destreza que es catalogado por muchos como fenómeno, pero lo que se si es innegable es que ambas son y serán por siempre recordadas por sus millones de adeptos como indiscutibles diosas de la felación.

Para aquellos que seguramente estén hartos e impacientes de tanta teoría y retórica, va el siguiente link:

http://youporn.com/watch/17225/heather-brooke-worlds-best-blowjob/

Donde se puede apreciar un suculento surtido gratuito de videos de Heather a quien probablemente el celebre Dr. Lecter le diría con ese caracteristico gesto sibilante: bon apetite.

Finalmente, como dice Henry S., si no se hace un recuento todo queda en supuestos, por lo que luego de sondear la opinión de algunos entendidos en la materia, hago un ranking de las felatrices más talentosas de la historia del cine erótico, donde las 4 primeras son realmente féminas de otro plano astral (o por lo menos alguien debería considerarlas en alguna campaña publicitaria de mujeres bellas y talentosas, tipo esas que estan de moda que promueven que no solo basta con ser bella y bla bla bla).

1) Linda Lovelace: El mito, la mas grande, the number one, la número uno.
2) Heather Brooke: La diosa felatrix del ciberespacio
3) Annete Schwarz: Esta Alemana merece una mención especial por hacer la garganta profunda incluyendo los testículos, http://blog.totallyannette.com/
4) Cynical Angel: Esta mujer madura también merece mención especial por ser capaz de tragarse un tubo de latex de medio metro de largo: http://www.cynicalangel.com/tour.html
5) Belladona: la favorita del pueblo, siempre extrema y sin limites
6) Nikita Denise: la espectacular checa
7) Sasha Grey: la existencialista, considerada la sucesora de Jenna Jameson
8) Briana Banks: conocida tambien como Mirage, la hermosa alemana ex modelo de pasarela
9) Sandra Romain: veterana rumana sumamente esforzada y experimentada, considerada como la “Double Anal Queen”

Un agradecimiento y dedicatoria especial a Henry S., Ricardo C. y Héctor P. por compartir el conocimiento cinéfilo sobre el tema sin el cual definitivamente no se hubiera podido escribir este documento y a F. S. por su valiosa colaboración y comentarios.


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