Vivimos en un mundo cada vez más agitado, que se mueve a un ritmo cada vez más vertiginoso, pero a la vez con cada vez menos tiempo para nuestro espacio personal, horarios de trabajo asfixiantes, aburridos y desgastantes, obligaciones que nos consumen y nos dejan poco margen para las cosas que realmente nos gustan y disfrutamos hacer.
Como hacemos para en 24 horas (bueno, en realidad quitándole las horas obligatorias de sueño) poder cumplir con nuestro trabajo, ir a tomar unos tragos con los amigos de trabajo, salir con la novia, pasar un rato con la familia, estudiar un idioma extranjero, estudiar una maestría, conocer nuevos lugares, conocer nueva gente, ir al gimnasio, ver una buena película, leer un buen libro, escuchar todo un CD de buena música, jugar un videojuego, etc.
Quizá si pudiésemos adquirir los poderes de teletransportación de los Jumpers podríamos hacer muchas cosas en breves lapsos de tiempo, o mejor aún si pudiésemos ser omnipresentes como el Dr. Manhattan de Watchmen (El cual podía a la vez dividirse para simultáneamente leer por un lado, hacer experimentos científicos por otro y hacer el amor con su novia por otro más, aunque graciosamente su novia le reprochase su falta de ‘entrega y compromiso total’ en el acto sexual), podríamos cubrir todo lo que quisiéramos, y más.
Sin embargo la realidad es que solo nos queda quejarnos como los androides de Blade Runner, por eso entiendo toda la cólera y frustración de Roy Batty arrancándole los ojos a Tyrrel, porque tan poco tiempo?, y al final es que todo tendrá que perderse como lagrimas fundiéndose bajo la lluvia?, o quizá tratar de vivir algo así como Christian Bale en el Maquinista, El Hombre Sin Sueño, sin dormir o recortando drásticamente nuestras horas de sueño, tratando de estirar al máximo nuestro día, buscando sacarle 25 horas al día como diría una amiga mía, pero pagando como precio el cansancio acumulado, el deterioro físico y mental hasta que un día nos contemplemos ojerosos, aturdidos y huesudos en el espejo.
Por eso odio a MacLeod el Highlander, por haber sacrificado su inmortalidad por una vida normal y natural, “Who Wants to Live Forever?” nos dice odiosamente el grupo Queen, no lo soporto.
Por eso odio al pusilánime vampiro Louis, que encuentra tediosa y ominosa su inmortal condición de vampiro, muy por el contrario ensalzo al altanero vampiro Lestat ansioso de recorrer el mundo buscando nuevas aventuras y con ansia de experiencias y conocimiento sin fin en el ‘Jardín Salvaje’.
Pero finalmente, la triste verdad es que solo nos queda priorizar las cosas que haremos y para alguien que tiene muchos proyectos, necesidades e ideas en la cabeza, pensar en ello es francamente un poco decepcionante, aunque soy conciente que parte del asunto se debe a las limitaciones que nos impone nuestra condición humana, también hay otra parte que depende de nosotros mismos y de la sociedad, solo espero que no lleguemos algún día al punto marcado por alguna de aquellas distopias que sepultan las únicas cosas que hacen llevadera nuestra transitoria situación de paso.
Como hacemos para en 24 horas (bueno, en realidad quitándole las horas obligatorias de sueño) poder cumplir con nuestro trabajo, ir a tomar unos tragos con los amigos de trabajo, salir con la novia, pasar un rato con la familia, estudiar un idioma extranjero, estudiar una maestría, conocer nuevos lugares, conocer nueva gente, ir al gimnasio, ver una buena película, leer un buen libro, escuchar todo un CD de buena música, jugar un videojuego, etc.
Quizá si pudiésemos adquirir los poderes de teletransportación de los Jumpers podríamos hacer muchas cosas en breves lapsos de tiempo, o mejor aún si pudiésemos ser omnipresentes como el Dr. Manhattan de Watchmen (El cual podía a la vez dividirse para simultáneamente leer por un lado, hacer experimentos científicos por otro y hacer el amor con su novia por otro más, aunque graciosamente su novia le reprochase su falta de ‘entrega y compromiso total’ en el acto sexual), podríamos cubrir todo lo que quisiéramos, y más.
Sin embargo la realidad es que solo nos queda quejarnos como los androides de Blade Runner, por eso entiendo toda la cólera y frustración de Roy Batty arrancándole los ojos a Tyrrel, porque tan poco tiempo?, y al final es que todo tendrá que perderse como lagrimas fundiéndose bajo la lluvia?, o quizá tratar de vivir algo así como Christian Bale en el Maquinista, El Hombre Sin Sueño, sin dormir o recortando drásticamente nuestras horas de sueño, tratando de estirar al máximo nuestro día, buscando sacarle 25 horas al día como diría una amiga mía, pero pagando como precio el cansancio acumulado, el deterioro físico y mental hasta que un día nos contemplemos ojerosos, aturdidos y huesudos en el espejo.
Por eso odio a MacLeod el Highlander, por haber sacrificado su inmortalidad por una vida normal y natural, “Who Wants to Live Forever?” nos dice odiosamente el grupo Queen, no lo soporto.
Por eso odio al pusilánime vampiro Louis, que encuentra tediosa y ominosa su inmortal condición de vampiro, muy por el contrario ensalzo al altanero vampiro Lestat ansioso de recorrer el mundo buscando nuevas aventuras y con ansia de experiencias y conocimiento sin fin en el ‘Jardín Salvaje’.
Pero finalmente, la triste verdad es que solo nos queda priorizar las cosas que haremos y para alguien que tiene muchos proyectos, necesidades e ideas en la cabeza, pensar en ello es francamente un poco decepcionante, aunque soy conciente que parte del asunto se debe a las limitaciones que nos impone nuestra condición humana, también hay otra parte que depende de nosotros mismos y de la sociedad, solo espero que no lleguemos algún día al punto marcado por alguna de aquellas distopias que sepultan las únicas cosas que hacen llevadera nuestra transitoria situación de paso.
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